Introducción

Cuando se habla de mujeres y ciencia, el primer pensamiento que nos llega a la cabeza es la poca presencia que existe de ellas en este ámbito.

Es importante destacar la reescritura de la historia de estas mujeres que han sido ignoradas a lo largo de los años debido al pensamiento retrógrado que la sociedad tenía acerca de ellas en el ámbito científico-tecnológico. Dan prioridad a personajes y teorías más famosas, dejando de lado otras labores y contribuciones las cuáles también son significativas para la ciencia.

Referente a la educación, en los siglos XII y XV, las mujeres eran vetadas de las universidades europeas, así mismo, las academias científicas fueron aún más estrictas en admitir mujeres. No fue hasta la mitad del siglo pasado cuando pudieron entrar a lugares antes prohibidos para ellas. 

Actualmente, se puede llegar a observar cómo ha aumentado la aparición de la mujer en el ámbito científico, fundamentalmente en las comunidades modernas y de mayor desarrollo. A pesar de esto, aún se hallan mecanismos sutiles, ímplicitos, que ayudan a mantener y legitimar la separación de la mujer. Estos pueden ser los estereotipos sexuales puesto que desde edades tempranas, la sociedad asocia a los chicos unas características como la competitividad, la racionalidad y la objetividad que son clave para tener éxito en las carreras de ciencias y tecnología. En cambio, a las chicas se les atribuye otras características como el cuidado, la dulzura y la afectividad.


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